Los días transcurrieron sin contratiempo, hasta que llegó un momento en que sentado en la biblioteca y leyendo un libro, observaba por la ventana el paisaje de la ciudad y dentro de ese marco estaba la estación de trenes abandonada, me detuve a mirar a un hombre que deambulaba entre los rieles y vagones vacíos de trenes en desuso, un hombre aparentemente mayor, con tu torso desnudo, daba la impresión de que era un vagabundo, entraba y salía de un vagón, que al parecer utilizaba como vivienda, la visión que tenía desde la ventana de la biblioteca en el tercer piso, era excelente, el muro que delimitaba el recinto de trenes con la avenida, era al menos 2 metros de altura y la entrada a la estación era solo por la calle principal, a unos 100 metros de donde estaba aquel hombre deambulando y lo que ví revolucionó mis pensamientos, aquel hombre se abrió la cremallera de su andrajoso pantalón, quedando su verga expuesta a mis ojos la masajeó un momento y súbitamente un chorro grueso y constante de orina salía con gran fuerza desde su interior,…… quede mirándolo y no podía retirar la vista de aquella imagen, como si tuviera un imán que me dejaba pegada en aquella visión, una verga larga y gruesa, de piel oscura que se balanceaba entre sus manos mientras terminaba de orinar, el chorro fue decreciendo hasta que solamente arrojaba una hilerilla de orín, que por gravedad caía entre sus zapatos, se la sacudió, para eliminar las últimas gotas y posteriormente empezó a frotarlo con sus manos, como si estuviera masturbándose, su estado natural comenzó a modificarse, creciendo y engrosando en forma continua, hizo un movimiento corpóreo, quedando de frente a mi, sus manos se detuvieron y una de ellas subía lentamente siguiendo la estela de vellos ensortijados hasta su pecho,….. hipnotizada seguí esa mano hasta que nuestros ojos se encontraron, su mirada era de una calentura tal, que llegó a estremecerme, pero mas que quitar la vista de aquellos ojos, seguí mirándolo fijamente, de pronto hizo un gesto con su mano, en clara alusión a una invitación a su vagón dormitorio, argumentos tenía de sobra, su verga desafiaba con su estampa a los 4 vientos, un cosquilleo eléctrico se adueño de todo mi cuerpo adolescente en especial mi capullito anal, una señal con su mano indicando que viera su verga, me hizo bajar la vista y enfocarme en su verga, no pasaron segundos en que unos chorros viscosos de “leche”, salían de su glande, salpicando cuanta chatarra había en rededor, pasó la palma de su mano por su glande, la que mostró a la distancia en donde yo estaba, en clara señal que lo había hecho por mi,…….!!