Desde ese día especial, mi ansiedad por llegar a la biblioteca y sentarme al lado del ventanal me tenían en un desasosiego total, Una semana había transcurrido de aquél episodio y ya conocía de quien se trataba, un tipo que vive solo y en las noches acumula papeles y cartones para venderlos, es por eso que siempre se ve de día entre los carros de ferrocarriles, además debo mencionar que existen muchos hombres como él, en la estación de trenes abandonada. En el recreo mas largo que dura 20 minutos a eso del mediodía, es cuando acudo a la biblioteca y él me da su leche a la distancia. Escribí una nota en un papel, la envolví en una piedra y la lancé hacia el interior de la estación, la recogió la leyó y me devolvió una sonrisa con un ademán de conformidad de su dedo pulgar hacia arriba en clara alusión de haber entendido el mensaje,….¡¡
Los rieles estaban enmohecidos, oxidados, se notaba el tiempo de abandono de aquel lugar, una suciedad como en todo sitio eriazo, la gente acostumbra a botar todo tipo de cosas que no le sirve, me costaba caminar, haciéndole el quite a muchas cosas esparcidas por el suelo, ya había pasado como una hora de la salida del colegio, ya todos los alumnos y profesores se habían ido, el colegio quedó prácticamente en silencio, lo que me dio fuerzas para seguir adelante, me fui apegado a la muralla hasta llegar frente a la biblioteca, esta vez lo hacía por el interior de la estación, no veía a nadie, y divisé al hombre que me tenía subyugado, mi corazón arrancaba a mas de mil, llegué al vagón abandonado, en donde el hombre tenía unas telas viejas, que usaba como cortina de entrada, quizás en su pasado adornó algún ventanal importante de una casa, ventana no había, y la luz se filtraba por entre las separaciones de los tabiques del vagón, me dio la impresión que era usado en sus tiempos para transporte de ganado o animales afines,…en fin,…la cortina ondeaba placidamente en forma muy lenta por la leve brisa del mediodía en nuestra ciudad, nos miramos y sin decirnos nada me tendió su brazo y de un salto ya estaba dentro del vagón, me abrazó, mientras sus manos recorrían mi anatomía y empezó a besarme locamente, para esa oportunidad llevaba bajo mi uniforme unos sostenes y calzones rojos y mis pantys, me sacó la ropa y nos acostamos en unos colchones sucios y mal oliente, al igual que él, eso me excitó mucho más, el hombre me pellizcaba entera, me mordía la espalda y brazos, me hizo tocarle su verga y eso me enloqueció cerré mis ojos y me entregué totalmente,………..
Su verga entraba y salía de mi orificio, entremedio de mis pantys que las rompió con sus manos, me abría las nalgas para poder recibir hasta sus negras bolas peludas lo mas profundo de mi rajita, acabando dentro de mi una y mil veces,……. Cada ves que él disparaba su mortal fluido dentro de mi cuevita, me pedía que se la mamara, y así me tuvo para él hasta el anochecer,……¡¡
Camino a casa me acordaba del inspector, Don Ricardo, quién me había dicho días atrás,… “ves que tenía razón,…..¡¡ la biblioteca te hizo salir de ese ostracismo que tenías”,..¡¡ incluso se te ve mas contento y felíz,… “si pensaba yo”, si no hubiera sido por él, nunca hubiera conocido a Julián,…¡¡ el hombre que es mi dueño y me fornica a diario todas las tardes,….. Todos los días después del colegio me iba a casa por el interior de la estación de trenes, en donde me transformo en Tamara, la travesti que en la actualidad soy, el viejo Julián y sus amigos me tratan como siempre he querido, una puta para los cartoneros de la vieja estación abandonada,…¡¡
Queridos amigos, espero haya gustado esta narración, que se creó gracias a TAMARA TRAV de Coquimbo, quién me envió el tema de la estación de trenes abandonada,….¡¡ y su lujuria por ser poseída por desconocidos que pululan al interior de ese recinto,. Vagabundos, los sin casa, los sin misericordia,…..etc., etc.
Besos, Salomé