Lunedì, 11 maggio 2009 @ 12:33
Tocaron a la puerta y ella se apuró por ir a abrir, se apuró tanto, que tras abrir la puerta se acordó que tenía puesta una camiseta, pero nada bajo ella. Bueno, la camiseta le cubría apenas la conchita...
Frente a ella estaba un muchacho joven y fuerte, que le dijo: "Soy el sanitario. Vine para arreglarle el caño". "Sí por favor", dijo ella, y le mostró el camino a la cocina.
-Ahí abajo es dónde pierde - dijo ella señalando con el dedo la mesada.
-¿Dónde?
-Ahí - y abrió la puerta del placard bajo la mesada.
-¿Pero dónde ahí?
-Ahí - dijo ella inclinándose para mostrarle exactamente el lugar.
(sigue)