el_negro_jose informazioni personali

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  • el_negro_jose

  • Occupazione: Superviviente
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Su

Adicto al café, a las buenas charlas, y... al buen sexo.

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Niente fino ad adesso.

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Ella...

 Las ocho con treinta. Se acomoda en el sofá que ha puesto frente a la ventana que da a la calle, la calle por donde pasa él cada mañana. Se ha puesto la lencería de encaje que nadie imagina que tiene, y las zapatillas altas que nunca usa, se suelta el cabello siempre, su cabello tan negro, tan suave y alborotado. Entreabre las cortinas y mira a lo lejos buscándolo. -En lo que pasa- piensa. Cierra los ojos y vuela sobre nubes de lujuria, ladea su cabeza como descansándola en el hombro, separa sus piernas y se roza los senos apenas, usa sus dedos como piernas que caminan en ella misma, le andan en el vientre marcado, recoge las piernas y se respira a si misma, le gusta su olor de mujer, juguetea la ropa interior con un par de dedos, la hace a un lado, se descubre la flor, siente la calidez de sus ganas por tocarse mas sólo enreda sus dedos en el monte aún húmedo. Abre los ojos, mira el reloj, las ocho con cuarenta y aún no pasa, -Ya viene tarde-. Vuelve a su ensueño, cierra los ojos, se acaricia con mas ansias, posa sus manos sobre los senos como midiéndolas -¿será que le gusten grandotas?- se pregunta. Se las roza apenas, se endurece los pezones deseando que sea él quien beba de ellos, que descanse en su carne, que coma de sus pechos. Abre las piernas y se demarca el sexo, como dibujándoselo, como remarcando su contorno, se sospecha húmeda y lo confirma, se moja un dedo y lo huele. Entonces aparece él caminando a prisa y ella se hunde dos dedos, lo mira venir, y aprieta todo su cuerpo, se frota aprisa, con desesperación, se besa el hombro, se lame aquí, se muerde allá, cruza la piernas, las abre, se pellizca, se abandona, gime quedito, en secreto, él pasa justo frente a su ventana diciendo cosas, hablando con alguien, y ella toca el cielo con su voz tan cerca queriendo que alguna vez sea él quien la huela, que la toque, que la posea, que la arrincone por ahí sin previo aviso y la haga suya porque se siente suya sin que él se entere. Se agita y se siente explotar, el corazón se le escapa del alma, y la miel del cuerpo. -estoy loca- se dice mientras recupera el aliento y la respiración se le controla. Se levanta lentamente, se siente tan bella ahora, se quita las zapatillas, esconde el negligee, se hace media cola en el cabello, se pone los lentes y una bata de florecitas campestres que le trajo una comadre de Mitla. Las nueve con cinco - no tarde en volver- lo sabe. Se huele la mano, aún empapada de si, de sus ganas. Sale con una escoba a la banqueta dispuesta a barrer el montón de hojas que caen del almendro. -Buenos días- le dice él, ella se acomoda los lentes, lo mira, le sonríe, le da la mano, la mano aún pegajosa, y le embarra la miel de sus deseos, - buenos días, señor, le dice, agacha su cabeza mirando donde barre y agrega -que le vaya bien.

Canonicemos a las putas

Santoral del sábado: Betty, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.

Das al placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación; no chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.

No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.

Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dócil a las maneras del amor.

Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.

En el lugar en que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lámpara y un vaso de agua y un pan.

Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y de los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y me dispongo a aprender de ti todo el tiempo.             >>  Jaime Sabines  <<

Estamos locos.

... traía grabados los sonidos de la locura - cómo dijiste tú- en mi mente, repiqueteaban, danzaban,
iban y venían dentro de mí de polo a polo, por ratos en mi izquierda, a ratos en mi derecha. Silencio.
  Calor sofocante. Ardor en la cara. Y tú aquí, herrada tu voz en mí, tatuados tus sonidos en mí. Tú.
  Tres pasos. La puerta. El calor asfixiante interno, el tiritar de mis manos, la ansiedad de mis dedos.
  Y tú aquí. Cantando y resoplando, dejándote llevar, dejándote ser. El botón. El pantalón. El piso.
  >> Estamos locos <<. Silencio. Mi mano. Mi sexo. Tú. Tu imagen, tus gemidos. Tu prescencia aquí.
  Mi deseo; el que provocas. La humedad que se nos muestra, que nos brota al descubrirnos, lo siento, lo sientes?  Me toco, me aprieto, me muevo, te pienso, te siento, te escucho, te tengo; a tí. Agitado. Loco.
  >> Estamos locos<<. Tú y yo, hoy. Desnudo. Dispuesto, expuesto. Tenso, deseo, pasión, fuerza. Éxtasis. 
  Fin... Y sí; estamos locos.

Ayer...

...la ví.

Ayer la vi… con el cabello suelto, un par de arracadas medianas;  llevaba un vestido de flores ajustado  desde el pecho hasta la cintura, escotado en la espalda con apenas dos tiras cruzadas, y de vuelo bajo la cintura, de esos vestidos que hacen a las mujeres aún mas femeninas, distinta se veía a cuando se pone esos pantalones ajustados en la cadera, y holgados en las piernas tipo sastre, de casimires a rayas, y esas blusas de tres botones, y el saco sin hombreras, siempre sin hombreras. Yo… como otras veces, sólo… atine a mirarla, a seguirla un par de calles, a contarle los pasos, ayer… ayer me di cuenta que sólo mira para un lado al cruzar las avenidas, que camina a menos de un metro de la pared siempre, que el paso con el pie izquierdo es tímido, y con el pie derecho es largo, y fuerte, que su cabello es negro, realmente hermoso y brillante, que es largo, tan largo que casi podría tocar su cintura, que lo acomoda por encima de su hombro izquierdo cuando duda en contestar un saludo, o un abordaje de algún conquistador, y por encima del hombro derecho cuando coquetea  tímidamente. Se detuvo en una heladería; sé que le gusta el napolitano, es el que siempre compra, en vaso pequeño y dos cucharas, al salir miro hacia ambos lados, casi podría jurar que me miró… ¡si! ... por un momento me miró, estoy seguro… estoy seguro… torpemente me escondí tras la caseta telefónica, aunque podría sentir sus ojos negros aún en mis ojos, (¿Se habrá quedado mirándome por largo tiempo?). No atine a mirar mas, caminé para el lado opuesto; contrariado,- … mi miró, estoy seguro… -, di vuelta a la izquierda, un manzana mas, y vuelta a la izquierda, me fui de frente dos manzanas, ahí iba, miró la hora en su teléfono y menguó la velocidad de sus pasos, seguramente iba con tiempo sobrado. El aire se colaba bajo del vestido; y lo ondeaba a la par de sus pasos, y el movimiento de su cadera cubierta por esa tela que perfectamente caía sobre su piel marcándole sugerentemente la silueta, su cuerpo que en ese andar se sabia deseada, se sabía vista, imaginada sin ropas… La seguí una manzana más hasta que llegó al mismo lugar de la semana pasada, y la antepasada, y las demás…  -Seguramente en dos horas se irá, como siempre- pensé-; esperaré- me dije. Como todos los martes regresaría tarde de mi hora del almuerzo. Poco menos, poco más de dos horas; salió. El andar de mujer deseada cambió… cambió… como me gusta verla salir de ese hotel, con ese caminar de mujer satisfecha, de hembra poseída, de hembra orgullosa de lo que tiene, de lo que es capaz de provocar… sus pasos firmes, su cabello alborotado, torpemente arreglado, y sonriendo sola en la calle como loquita, pero… ya saben – El que sólo se ríe…- siempre ha valido la pena el retraso, el regaño con tal de verla salir de ahí.

No dejé de pensarla en toda la tarde, y entrada la noche al llegar a casa la erección ya me estaba causando dolor, me había brotado más de una vez esa gota, esa miel, debo confesar que la probé.

-Ya vine, amor. ¿Qué hiciste hoy?

-Salí a comer con unas amigas, mira, te compré helado napolitano, pero no aguante a que llegaras y me lo comí, no te enfades, ¿si? Mira que hoy muero de ganas de ti...

Me pasa...

...que... a ratos no dejo de pensar en ti, que los recuerdos van y vienen en mi cabeza, como jugar a los escondidos, sobre todo en las madrugadas entre la hora en que los perros ladran y en la que los gallos cantan, te metes a mi cama, bajo mis sábanas, me despiertas, me susurras tus deseos, y me levanto semidormido, semierecto, a tientas la puerta, descalzo por la sala, y llego a nuestro cuarto, ahi donde nos tuvimos, ahi donde fuimos lo que fuimos, y me toco, de entre mis sueños vienes a recordarme que mi lado animal es a tu lado animal lo que las piezas a un rompecabezas... Él duerme, y ella duerme...y tú y yo... aquí... jugando a los escondidos con el canto de los grillos, y el silencio de la noche... -¿Te ha preguntado alguna vez por qué te bañas en la madrugada? -No, y a ti?, -Tampoco. Tengo el tatuaje en mis ojos de tu rostro transformado, de la almohada entre tus dientes, de las gotas de sudor si era abril, de cuerpo sobre el mio con tus manos por encima de mis hombros, y tus pechos aprisionado a mi pecho, de tus gemidos en mi oido... Es tarde, debo regresar a mi cuarto.

-¿En dónde estabas?

-Fuí al baño, amor, pero ya vine. Oye... ¿Te bañaste?

Confesiones 3ra parte (La mía)
Yo pregunté sin conocer que deseaba en realidad. En cada tanto de su confesión el dolor en el corazón se hacía insoportable, y la firmeza en mi sexo por igual. Quise tomarla justo ahí, bajo ese árbol de apompo, pero las imágenes que llegaron a mi cabeza no me dejaron esa noche, ni la siguente, ni la siguiente. El dolor en el pecho crecía, menguaba, crecía con cada palabra que retumbaba en mi cabeza, y mi sexo cada vez mas firme con ese dolor al no desahogarme. Y cada noche le hice las mismas preguntas, y fueron las mismas respuestas; cuanta excitación. Pensé en tomarla otra vez, pensé en recostarla boca abajo en la mesa donde cenamos, bajarle el pantalón, morderle las nalgas, lamerle el culo, separarle las piernas, enredar una de ellas a mis caderas así, tomarla como a una gata, como a una perra, jalarle el cabello, descubrirle los pechos, penetrarla de un tajo, sin miramientos, sin saliva, mas no lo hice. Y llegó esa madrugada en la que juntos me amarraron a la cama, me vendaron los ojos, y lo hicieron a mi lado, y yo sin poder moverme, sin poder mirar, tan sólo escuchando los gemidos, los chasquidos, esa mujer; no parecía mi mujer, pero era ella... y él. Todo fue tan irreal, mi erección tan descomunal, los sucesos tan poco explicables, tan escasos de cordura. La recuerdo a ella, comenzó a olerme, sentí la punta de su nariz recorrerme como tantas noches, como tantas horas en que sólo me olía sin tocarme, sin rozarme siquiera con un dedo. Y él, él... hizo lo mismo, su respiración era mas fuerte, sus manos mas toscas, sus caricias mas firmes, me tocaron juntos, me lamieron todo el cuerpo y justo frente a mi rostro los sentí compartir mi sudor en sus bocas con todo y saliva. Su lengua (la de ella) tibia, suave, dejaba un camino acuoso por mi pecho, y luego él, lo remarcaba, me besaron todo, y me lamieron, me tuvieron, me invadieron, me contagiaron, sus dedos en mi, sus bocas en mi, mas nunca me desataron, me montaron ambos, me hurgaron ambos, y me enloquecieron al grado de querer repetirlo. Mas ahora es imposible. Eso escribí yo... en mi declaración.
Commenti
stellab52639 said:
Hello. How are you? I need a friend, open link:
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em6224 said:
Thanks for the video
comment!........................................xoxo Em
paralelo said:
OBRIGADA PELO COMENTÁRIO, ADOREI, BEIJOS DA NOVA AMIGA CAROL.
mandragora_love said:
gracias por visitar mi perfil, y ver mis fotos.... besos
 
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